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Poetas incluidos
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Análisis Arquetípico
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BIOGRAFÍA.
Esplugues de Llobregat, Barcelona (España), 1964.
Técnico químico-alimentario. Antólogo. Poemarios publicados: "Lágrimas de rojo niebla" (1990), "Memoria del Olvido" (1992), "Código privado" (1996), "La ciudad del agua" (1997), "Los caballos de la mar no tienen alas" (2000), "Spelugges" (2002), "El guardían de los espejos" (2004), "Las huellas del viento" (en prensa). Premios a poemarios: Villa de Martorell (1989), Elvira Castañón (1997), Villa de Benasque (1999), Accésit Víctor Jara (2003), María del Villar Berruezo (2005).
Ficha en el I.R.P.E.:
E0681.
Correo electrónico:
jlgherrera@telefonica.net
EN FRÍA NOCHE
Aquí, esta noche de soledades y palos de ciego,
evoco las edades de papel que, con el tiempo,
han ido alimentando el fuego de la vida
-ceniza en manos del jinete del frío-
y cuyo aliento desprende ese calor tibio
de los cuerpos que aspiran a vivir otra jornada.
En todos los versos que recito en voz baja
pervive una décima de razón de aquel que fui
-hace ya mil mares y mil lluvias-
entre estas paredes que calcan, de memoria,
el dolor negro de mi sombra. Sé
que no habrá más premio que escribir otro verso. Escribir
con el tesón de quien empieza de nuevo cada día
y sólo conoce una manera de abrirse al mundo:
a través del puente de libertad que trazan,
en dislocada armonía, todas las palabras.
Así, en esa cadena de agua que labran las lágrimas,
habrá otra noche como ésta, fría y lluviosa,
en la que volveré a voltear las páginas del tiempo
para esquivar las lanzas de la soledad y avivar
las ascuas de ese eterno fuego que escribe
-libre de sombras y ataduras- la voz del corazón.
(Inédito, 2004)
KENTWELL HALL
A través de las puertas enrejadas,
de los muros tejidos en la niebla,
camino por la senda que oculta en su morada
el final del camino: la estación desierta.
Soy huésped de mi sombra, del destino borroso
de mis huellas sobre el barro,
de las alas negras del grajo que me vigila
desde las ramas altas de los árboles.
La memoria del frío está impresa
en el musgo de las piedras, en las murallas
que cercan la silueta del palacio.
Otras vidas pueblan los cristales empañados
de las ventanas pequeñas,
las habitaciones donde el tiempo escribe
las horas del invierno, los monólogos del hombre
que plasmó sus heridas sobre el papel rugoso
de la última noche: la estación secreta.
Delante de la puerta se acumula la hojarasca,
el polvo del camino y la derrota del hielo.
Mi sombra es huésped de mis pasos y el grajo,
desde la altura de su acecho,
sobrevuela sobre la cruz de mi destino
y la memoria de los días que se fueron.
(Inédito, 2004)
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