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Una antología de la Asociación Prometeo de Poesía

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Poesía de Siempre      Ernestina de CHAMPOURCIN


Ernestina de CHAMPOURCIN







La antología Poesía de Siempre se ha preparado con 50 poetas de lengua española contenidos en el libro Poetas del pasado, de Juan Ruiz de Torres, más otros seleccionados, ilustrados y comentados por distintos antólogos cualificados, en varios países.

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BIOGRAFÍA.
Vitoria, Alava (1905) - Madrid (1999). Traductora en Congresos. Colaboradora literaria. Novelista, ensayista. Casada con el poeta Juan José Domenchina, vivió exiliada en México (1939-1972). Estudios: La ardilla y la rosa: Juan Ramón en mi memoria, Dios en la poesía actual (1978). Sobre su obra: Albert Robatto, Matilde:Eros femenino en la poesía femenina contemporánea (1996). Premios: Euskadi (País Vasco) (1988), Prometeo de la Poesia (1990). Poemarios: En silencio (1926), Ahora (1928), La voz en el viento (1929), Cántico inútil (1936), Presencia a oscuras (1952), El nombre que me diste (1960), Cárcel de los sentidos (1964), Cartas cerradas (1968), Haikus espirituales (1967), Poemas del ser y del estar (1972), Primer exilio (1978), Poemillas navideños (1983), La pared transparente (1984), Huyeron todas las islas (1988), Antología poética (1988), Los encuentros frustrados (1991), Ernestina de Champourcin (1991), Poesía a través del tiempo (1991), El vacío y sus dones (1993).


AL FINAL DE LA TARDE

Al final de la tarde
dime tú ¿qué nos queda?
El zumo del recuerdo
y la sonrisa nueva
de algo que no fue
y hoy se nos entrega.

Al final de la tarde
las rosas siguen lentas
abriéndose y cerrándose
sin caer aún en tierra.

Al final de la tarde
no vale lo que queda
sino el impulso mágico
de la verdad completa.



SERÉ TUYA SIN TI EL DÍA QUE LOS SUEÑOS
alejen de mi senda tu mente creadora,
el día que tu sed
no pueda limitarse al hueco de mis manos.

¡Seré tuya aún sin ti! Dejaré de merecerte
en la cuna encendida que tejieron mis besos.
Se borrará en tus labios la forma de los míos,
y el cielo de tu vida
tendrá un color distinto al de mi corazón.

Pero sabré ser tuya sin nublar tu camino
con la huella indecisa de mi andar solitario.
Me ceñiré a tu sombra, y anudada por ella,
te iré dando en silencio lo más puro de mí.

¡Con qué amarga dulzura repetiré, ya sola,
esos gestos antiguos que pulió tu mirada!
Me seguirás teniendo igual que me quisiste
y acunaré en secreto tu amor eternizado.


COMENTARIOS
Cien años después de su nacimiento, sigue siendo un enigma esta poetisa que parecía destinada a las más altas cimas de la poesía. Y que, por una serie de circunstancias adversas, murió anciana pero casi ignorada. Cuando en 1934, Gerardo Diego lanzó la segunda edición de su antología de poesía española, incluyó, junto a sus compañeros de años, a dos mujeres: Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcin. En ese mismo 1934 apareció su cuarto poemario, Cántico inútil, y la única novela que terminó, La casa de enfrente. Emestina, estuvo casada on el poeta Juan José Domenchina. Esa relación, que duraría hasta la muerte de su esposo en México, condicionó su vida y desde luego su producción literaria. Las dos publicaciones de 1934 tuvieron mucho éxito y son seguramente lo mejor de su producción. En esa primera etapa -del "arnor humano" la llama la profesora Landeira-, Ernestina se abre al Vanguardismo, a la fascinación por artefactos como el automóvil. En cambio, no tiene ningún interés por la política, lo que más tarde se repite cuando aparece la poesía social. Ernestina tardará 16 años en publicar un nuevo libro, Presencia a oscuras, de 1952 y en España, al que sigue media docena de poemarios en México, en los que Dios, el "amor divino", ocupa el lugar preponderante. En 1973 regresa definitivamente a España. Su poesía se hace cada vez más introvertida, menos variada, menos rica en suma. Aunque publica varios interesantes poemarios, como Huyeron todas las islas, Los encuentros frustrados y Del vacío y sus dones, sus propios títulos indican la creciente desconexión con el mundo real. Landeira llama a esta etapa "del amor anhelado"; yo la considero más bien "del desencuentro" con la realidad. La peripecia personal de Emestina de Champouircín estuvo marcada por demasiados obstáculos: exilio, dificultades económicas, desvinculación con los poetas de su generación. Una mujer que, en condiciones normales habría triunfado, pues todo lo tenía de cara hacia finales de los años 30, se convirtió en un anacronismo viviente durante nada menos que sesenta años. Y no muchos seres humanos habrían podido sobreponerse a ello. (Juan Ruiz de Torres)