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Una antología de la Asociación Prometeo de Poesía

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Poesía de Siempre      Octavio PAZ


Octavio PAZ







La antología Poesía de Siempre se ha preparado con 50 poetas de lengua española contenidos en el libro Poetas del pasado, de Juan Ruiz de Torres, más otros seleccionados, ilustrados y comentados por distintos antólogos cualificados, en varios países.

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  Presentación
  Poetas incluidos
    De la N a la Q
  Antólogos
   

BIOGRAFÍA.
México D.F. (México), 1914-1998. Poeta y ensayista. Diplomático. Estudió Derecho en la Universidad Nacional, pero nunca ejerció la abogacía. Discípulo de Alfonso Reyes, reconocido intelectual también mexicano. En España participó en el II Congreso Internacional de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Vivió un año en Estados Unidos, gracias a una beca de la Fundación Guggenheim. En París conoció a A. Bretón y A. Camus. En su país, dirigió la prestigiosa revista Plural, y luego fundó Vuelta, medio en el que dio a conocer a muchos autores nacionales y extranjeros. En 1968 renunció a su cargo de embajador en la India, a raíz de los sucesos de Tlatelolco. En 1981, obtuvo el Premio Cervantes, y en 1990, el Nóbel de Literatura. Poemarios: Piedras sueltas, Luna silvestre (1933), ¡No pasarán! (1936), Raíz del hombre (1937), Bajo tu clara sombra (1937), Entre la piedra y la flor (1941), A la orilla del mundo (1942), ¿Aguila o sol? (1951), Semillas para un himno (1954), Piedra de sol (1957), La estación violenta (1958), Libertad bajo palabra (1949, 1960), Salamandra. 1958-1961 (1962), Viento entero (1965), Vrindábar (1966), Blanco (1966), Viento exterior (1967), Discos visuales (1968), Topoemas (1968), Hacia el comienzo, 1964-1968 (1969), Ladera este. 1962-1968 (1969), El mono gramático (1970), Versiones y diversiones (1973), Vuelta. 1969-1975 (1976), Pasado en claro (1978), Arbol adentro (1987), Obra poética. 1935-1988 (1990), Obra poética II (2003). Ensayo: El arco y la lira (1956), Cuadrivio (1965), Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982).


DOMINGO EN LA ISLA DE ELEFANTA

INVOCACIÓN

Shiva y Parvati:
los adoramos
no como a dioses,
como a imágenes
de la divinidad de los hombres.
Ustedes son lo que el hombre hace y no es,
lo que el hombre ha de ser
cuando pague la condena del quehacer.
Shiva:
tus cuatro brazos son cuatro ríos,
cuatro surtidores.
Todo tu ser es una fuente
y en ella se baña la linda Parvati,
en ella se mece como una barca graciosa.
El mar palpita bajo el sol:
son los gruesos labios de Shiva que sonríe;
el mar es una larga llamarada:
son los pasos de Parvati sobre las aguas.
Shiva y Parvati:
la mujer que es mi mujer
y yo,
nada les pedimos, nada
que sea del otro mundo:
solo
la luz sobre el mar,
la luz descalza sobre el mar y la tierra dormidos.


ANTES DEL COMIENZO

Ruidos confusos, claridad incierta.
Otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.
Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remota
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.
Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.
El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
solo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del Comienzo.


COMENTARIOS
Con una poesía elegante, sobria, aunque no exenta de pasión (uno de los momentos más expresivos en este sentido es Piedra de Sol); una poesía que se renueva constantemente y que experimenta diversas formas estilísticas (desde sonetos y haikus, hasta poemas en prosa y versos libres); con un conocimiento universal volcado en sus poemas, sin desdeñar múltiples influencias, siendo quizá la más notable la de Oriente (no solo en la escritura de haikus, sino también en el valor preponderante que otorga Paz al silencio), este autor se constituye a la vez, en uno de los pensadores y escritores más influyentes de América Latina en el siglo XX. Para Octavio Paz la poesía, "la religión natural del hombre", tiene como propósito "mostrarnos el otro lado de las cosas, lo maravilloso cotidiano: no la irrealidad, sino la prodigiosa realidad del mundo". Y su escritura asílo demuestra. (Sara Vanégas Coveña)